Live & Let Live

Tenemos que aprender a ver la vida de la manera en que es, y no ocultar la verdad, ver la realidad & dejar de vivir en esa burbuja de la cual no salimos.

22 de enero de 2013

Continuará...



"Daniela era una niña como cualquier otra, vivía con su familia, tenía tan solo 16 años recién cumplidos, hace no más de tres semanas. Vivía en una casa bien ubicada en el centro de Santiago de  Chile.

Su padre era un hombre esforzado en la vida, le daba todo a su familia, su cariño, su comprensión; todo lo que ellos necesitaban. Él era un famoso empresario, ganaba bien, y mantenía todo a la perfección. Mientras que su madre, perfecta y admirable para ella, era Odontóloga y cada vez que podía, intentaba pasar gran parte del tiempo junto a sus tres hijos, entre ellos nuestra ya mencionada: Daniela.

Hubo un tiempo en que Daniela se sintió sola, su mejor amiga Gabriela,  comenzó a decirle distintas cosas para poder hacerla sentir mejor.

-          -Me siento tan sola amiga – dijo Daniela con tristeza en su voz
-          -¿Por qué te sientes así?, si te dan todo lo que necesitas, tienes una familia hermosa, tienes amigos, y mucha gente que te rodea – dijo Gabriela sorprendida.

A medida que los días pasaban, ella estaba más alejada aún de las cosas. Se iba al parque o a la playa a caminar, y mientras lo hacía, veía a las parejas tomadas de las manos, abrazados, y se sentía tan desdichada. Se desilusionaba a diario de ella misma, se sentía fea, poco atractiva. Muy en el fondo de su corazón tenía a alguien que la había tenido en las nubes hacía un año. Este niño, quizás para algunos  él sería afortunado, se hacía llamar Antonio. Un chico como cualquier otro, pero que para ella era muy especial; era mayor que ella, tenía 19 años, estaba estudiando Periodismo, un buen alumno y buen amigo, cuyos sentimientos eran agradables.

Ellos se habían conocido en un cumpleaños, hablaron y comenzaron a hacerse muy grandes amigos. En ese momento Daniela se dijo para sí misma que nunca se podría enamorar de un chico como él, ya que era un hombre al que le gustaba socializar con muchas mujeres; pero tiempo después se dio cuenta de que estaba equivocada. Luego de un tiempo de estar en contacto, y de verse casi a diario, Daniela comenzó a darse cuenta de que le gustaba,  él la hacía sentir como una princesa, bella, importante, valiosa y que debía ser respetada.

Los días pasaban y ella no podía aguantar a volver a encontrarse con él, poder abrazarlo y charlar un rato. No podía creer que estuviera rendida a sus pies. Hasta que un día la invitó a salir…

-         - Podríamos salir a dar una vuelta, si es que puedes y tienes tiempo – dijo él a través del chat.
-          -¿A  dar una vuelta? , ¿a dónde?, ¿para qué?  -- dijo ella, haciendo como si no le importara, pero a la vez muriendo por dentro.
-         - Sí – dijo él feliz  -- vamos a dar una vuelta a la playa, tomemos un helado, porque te he notado algo decaída últimamente.
-         - ¿Yo?,  decaída… ¡No!, estoy muy bien. – respondió con algo de felicidad, al darse cuenta que de alguna manera ella le importaba.

Luego de esto, se despidieron y quedaron de reunirse en la pequeña plaza que se encontraba tan solo a unas cuadras de la casa de Daniela, en el centro de la ciudad.  Ese día en la noche, ella no podía dejar de pensar en que se juntarían en cinco días más, día Sábado, en aquel lugar tan romántico e inesperado de él. Se quedó dormida con una sonrisa en la cara y esperando que la semana pasara lo más rápido posible.

Al otro día, al llegar al colegio le contó lo acontecido a su amiga Gabriela…

-         - ¡Amiga!, no sabes lo que me pasó ayer! --, dijo Daniela con un tono de alegría.
-          Por tu cara de felicidad lo puedo notar, ¡cuéntame todo! – dijo su amiga ansiosa por saber lo que le había dicho –, no puedo esperar a saber lo que te dijo, me imagino que algo bueno.
-         - ¡Más que bueno, Gaby! -- dijo ella, con ganas  de que su amiga quedara intrigada.
-         - ¡Cuéntame luego mujer!, me estás desesperando.

Logrado su objetivo, Daniela le cuenta que la había invitado a salir, ya que se había preocupado por su estado de ánimo, diciendo que no la encontraba bien, alegre y feliz, como comúnmente suele ser. Gabriela al saberlo se puso muy feliz por la noticia y no dudó en “chillar”, como solía hacerlo siempre luego de saber una buena noticia." 

~ Continuará ...


"Amarás a quien no te ama por no haber, amado a quien siempre te amó."

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