Desde muy
pequeña me crié y crecí en el entorno de la enfermería, y, gracias a eso, he
tenido la gran ventaja de poder apreciar esta carrera desde muchos puntos de vista.
Debido a eso, siento que puedo opinar, aunque sea a grandes rasgos, de lo bueno
y malo que hay en esta hermosa vocación.
Como probablemente en muchas carreras,
hay personas que probablemente decidieron estudiar enfermería por las ventajas
financieras que recibirían de ella, otras quizá entraron porque se vieron
presionadas por la familia, o por que las obligaron, pero así como esos casos,
también tenemos a las, o los, que tomaron la decisión de seguirla porque les
encanta ayudar a la gente, y porque saben que son capaces de tolerar la presión
que este trabajo puede ocasionar. Mi caso es este que les acabo de nombrar, y
debo destacar que no es porque mi madre se dedique a esto, no es que yo quiera
copiarla ni nada, es porque yo tomé mi propia decisión. Recuerdo que solíamos
ver juntas esos programas de la televisión de “Urgencias”, y que por cada caso
que daban, mi madre se daba el tiempo de explicarme cada detalle, de por qué
ocurría, qué era, qué había que hacer en ese caso, y cómo se resolvería aquí,
en Chile.
Poco a poco fui creciendo y a medida que
lo hacía más me gustaba la carrera. La típica pregunta que te hacían de pequeño
era: “¿qué quieres estudiar cuando crezcas?” cuya respuesta por lo general,
pensando en niños de 5 u 8 años, era: “quiero ser veterinaria, bombera, carabinero,
médico o princesa”. Pues bien, yo marcaba la diferencia, respondía sin titubear
que quería enfermería; por lo general me miraban extraño, quedaban
sorprendidos, ya que no era una típica respuesta… pero aún no me arrepiento, y
cada vez que veo cosas relacionadas con la carrera me emociono de una forma
hermosa. El mejor lugar donde puedo estar es con mi mamá, en el hospital… Tiene
una “salita” de donde puedo ver un par de cosas, verlos trabajar mientras me
siento a estudiar para la Universidad y eso me ayuda a pensar en no rendirme y
seguir adelante, porque quiero ser tan buena como todos aquellos que están ahí,
trabajando y ayudando; incluso quiero ser mejor.
Cuando llegó el momento de rendir la
PSU, habíamos hablado mucho sobre las universidades, le había dicho a mi Mamá
que no me rendiría, porque mi vocación era esta y estaba 100% segura de que lo
era y no me iba a arrepentir. Gracias a Dios, pude entrar a una buena
Universidad y la que yo quería la verdad, y a pesar de que no es fácil, porque todo
requiere de un gran esfuerzo, no bajaré los brazos, sacaré mi carrera y me
sentíré orgullosa de eso, ya que siempre ha sido mi sueño, a pesar que muchos me
criticaron, muchos me dijeron que “por qué no medicina”… siempre habrá gente
que no entenderá que ser médico y ser enfermera son cosas completamente
distintas. El rol de un médico es revisar síntomas, dar el diagnóstico y el
tratamiento, en cambio, la enfermera se ocupa de todo el resto: ellas son las
que siguen al paciente y están con ellos a lo largo de su enfermedad, hasta que
se recuperen, a menos que llegue la muerte, en donde también se encuentran dando
un apoyo incondicional a la familia. Se preocupan –algunas, ya que hay otras a
quienes no les interesa el estado psicológico en el que pueda estar el
paciente-, de la higiene, sentimiento, bienestar tanto físico y mental, además
del respeto a sus creencias y a sus pensamientos.
Podemos decir que esta carrera es
completamente vocación, y si uno no la estudia por este motivo hace que el
trabajo sea desagradable y se deteriore con el tiempo. Puedo decir que soy
feliz estudiando enfermería y no me arrepiento para nada, porque día tras día
me enamoro más de ella y me doy cuenta de que puedo hacer que muchas cosas
cambien y demostrarle a todos que seré la mejor enfermera y mi meta será
cumplida.
"This is real, this is me... I'm exactly where I'm supust to be (8) " - This is Me - Camp Rock
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